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El matrimonio igualitario debe ser legítimo, es decir que exista un deseo de establecer una vida juntos, puesto que la finalidad no podría ser la obtención de beneficios de inmigración.
El texto aborda el tema del matrimonio igualitario en los Estados Unidos y su relación con la inmigración. Se menciona que el matrimonio igualitario es legal en todos los estados de EE. UU. excepto en la Samoa Americana. Los cónyuges en matrimonios igualitarios tienen los mismos derechos de inmigración que los cónyuges en matrimonios heterosexuales. Se hace referencia a las sentencias de la Suprema Corte (United States v. Windsor y Obergefell v. Hodges) que legalizaron el matrimonio igualitario en todo el país. Se explica el proceso para solicitar una green card o tarjeta de residencia para el cónyuge extranjero, así como la visa de prometido K-1. Se destaca la importancia de demostrar la autenticidad del matrimonio en la solicitud de tarjeta de residencia. Además, se mencionan los beneficios adicionales del matrimonio igualitario en inmigración, incluyendo la obtención de residencia permanente y la posibilidad de solicitar la ciudadanía.
Partiendo del hecho que el matrimonio igualitario es legal en todos los estados que conforman el país norteamericano a excepción de la Samoa Americana, y que dicha unión confiere a los contrayentes o cónyuges los mismos derechos de inmigración que otorga el matrimonio heterosexual a quienes deciden libre y espontáneamente contraer nupcias, podríamos expresar que, el cónyuge de un ciudadano estadounidense o titular de una tarjeta de residencia, puede solicitar para sí, una green card o de residencia, dado que mediante el vínculo legal del matrimonio, ello se constituye en un derecho adquirido.
En referencia a lo antes indicado puede referirse que, dicho beneficio o derecho se asienta en la decisión de igualdad de matrimonio federal de la Suprema Corte en sus sentencias en los casos United States v. Windsor (26 de junio de 2013) y Obergefell v. Hodges (26 de junio de 2015), lo cual legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, en los cincuenta estados que conforman la nación estadounidense a excepción de la Samoa Americana, dichas sentencias confieren a los matrimonios del mismo sexo legalmente celebrados para todos sus efectos jurídicos y filiales, los mismos derechos que permean a los matrimonios heterosexuales, lo cual incluye adicionalmente los propósitos de inmigración.
Así las cosas, todo ciudadano norteamericano y por consiguiente titular de una tarjeta de residencia pueden solicitar mediante el trámite idóneo, una tarjeta de residencia para su cónyuge extranjero independientemente de su sexo o preferencia sexual.
Ahora bien, a la hora de solicitar una tarjeta de residencia para su cónyuge extranjero y del mismo sexo, se requiere cumplir con algunos aspectos tan fundamentales como: la autenticidad del matrimonio, y es que, la base de cualquier solicitud de una tarjeta de residencia a través del matrimonio independientemente de las preferencias sexuales de los contrayentes, es demostrar que los cónyuges tienen un matrimonio genuino, y no un matrimonio pactado por conveniencia cuyo único fin es obtener una tarjeta de residencia para el cónyuge extranjero.
Es de resaltar que, frente a los beneficios que trae consigo el matrimonio legalmente constituido, bien sea entre personas del mismos sexo o personas heterosexuales, se encuentra el demarcado beneficio que otorga la ley de inmigración estadounidense para solicitar la residencia permanente (green card) o una visa de prometido K-1 a su cónyuge.
Y es que la visa K-1 esta constituida para el prometido en matrimonio no inmigrante, la cual se otorga a un ciudadano extranjero que está comprometido en matrimonio, para casarse con un ciudadano estadounidense, es de resaltar que para la solicitud de la visa K-1, el prometido extranjero como se refiere dentro de los requisitos de dicho trámite no se encuentra en el territorio americano, puesto que no está catalogado como un inmigrante, por ello entonces deberá comenzar con el proceso en el país de origen o donde quiera que se encuentre, a fin de obtener el permiso que le otorgue bajo el ámbito de la legalidad el poder ingresar a los Estados Unidos, y en un término no mayor a los 90 días contados a partir del ingreso del prometido al territorio estadounidense, debe tener lugar la unión conyugal o la celebración del matrimonio, de lo contrario no producirá efectos legales frente a la solicitud inicial de la visa K-1.
En consecuencia, y una vez el matrimonio es celebrado bajo los parámetros legales establecidos, el cónyuge extranjero puede ajustar su estatus para obtener su residencia permanente, en razón de la unión conyugal asentada en la norma que así lo determina.
Ahora bien, y partiendo del mismo contexto, la ley de inmigración detalla ciertas condiciones que se deben cumplir a cabalidad las cuales detallaremos a continuación:
Cabe indicar que, si el cónyuge inmigrante ya vive en Estados Unidos, puede solicitar un ajuste de estatus, siempre y cuando su cónyuge tenga la ciudadanía estadounidense o la residencia permanente legal en EE. UU. Lo cual le otorgará el derecho de residir y trabajar de manera legal en el territorio estadounidense, aunado a ello puede contar con la posibilidad de solicitar en el futuro la ciudadanía (a través de la naturalización) y recibir beneficios federales.
Matrimonio con ciudadano americano - Visa K3
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